Para el evento del próximo 28 de febrero, tenemos la oportunidad de contar con Jorge Guerra como maestro de ceremonias. Jorge iba para veterinario, pero por decisiones del destino acabó siendo guionista en El Hormiguero y dedicándose al humor. A continuación podréis ver la entrevista dónde podréis conocerle más a fondo.
– Tenemos entendido que tus comienzos con la comedia se remontan a 1998 cuando estudiabas veterinaria, ¿cómo fue este cambio tan drástico?
En realidad no fue un cambio. Como universitario inquieto tenía otras aficiones o actividades extraescolares si prefieres. Una de ellas era el teatro. Y, a partir del teatro, surgió la posibilidad de que nos juntáramos unos cuantos chalados durante unos años en los que fuimos experimentando cada semana en el escenario diferentes patrones cómicos, desde improvisación a humor absurdo pasando por “stand up”. Ten en cuenta que a finales de los 90 el Stand Up era algo muy desconocido en España. De aquella, nosotros lo llamábamos “reflexiones”. Pero todo fue parte de una actividad extraescolar que fue creciendo y creciendo y, al final, me atrapó. Pero nunca dejé de estudiar “de lo mío” que decía mi abuela. Soy licenciado en veterinaria y me he dedicado años en el campo de la Higiene y la Calidad alimentaria principalmente. Si quieres saber algo sobre la Salmonella o el Anisakis, pregunta, es tu momento.
– Montasteis un show con claras influencias a Monty Python y Faemino y Cansado, ¿actualmente también tienes estas influencias o dirías que has evolucionado hacia otras?
Es que me has nombrado a dos que todo cómico debería tener como referencia o al menos haberlos echado un ojo. Faemino y Cansado me apasionan y quién no decía en el colegio eso de “qué va, qué va, qué va…”. Pero, claramente, Faemino y Cansado también han bebido de Monty Python a quienes me gustaría ver actualmente, ahora que vivimos en una época de corrección política que roza lo absurdo; pero un absurdo malo, feo, inane. Porque lo que esta gente hacía era absurdo, sí, pero sin dejar de enviar mensajes desestabilizadores. Y hablamos de finales de los 60, primeros de los 70. En la primera temporada de “The Flying Circus” hay un sketch llamado «The Mouse Problem» en el que habla del problema de los hombres ratón que se juntaban en casas clandestinas de noche a comer queso. Puede parecer absurdo pero la homosexualidad es la razón de ese sketch. No en vano fue escrito por Graham Chapman quien fue abiertamente gay. O quién no ha visto “La Vida de Brian”. Tiene diferentes interpretaciones, pero la crítica por medio de lo absurdo es evidente. Ambos han de ser referencia de cualquiera que quiera hacer comedia. Y Jardiel Poncela, porque ya es delito que haya cómicos que ni sepan quién fue o qué hizo.
– En 2003 Leo Harlem te animó a participar en un concurso de monólogos en el cual quedaste segundo por detrás de J.J. Vaquero, ¿qué supuso esta experiencia para ti?
Yo conocí a Leo cuando trabajaba en el Harlem Café de Valladolid y hacía que todos los clientes se partieran de risa. En el 2003 yo ya había concluido mis estudios universitarios y tenía otras metas. Sin embargo, la razón por la que decidí participar en aquel concurso (que casualmente tenía lugar justo frente a mi casa) fue para probarme fuera de lo que había sido mi entorno y zona de confort durante años. Al público de Cáceres y de Extremadura, donde estudié, le tenía el truco pillado. Sin embargo, jamás había actuado en una ciudad tradicionalmente más fría en todos los sentidos y nunca me habían visto actuar ni mi familia ni mis amigos de siempre. Por eso lo hice. Y la cosa saló bien. Participamos cerca de 40 monologuistas en dos rondas previas. La tercera fue la final en la que coincidí también con Nacho, Matilla y Lolo si no recuerdo mal, además de con Vaquero. Tras ese concurso, los futuros “Humor de protección oficial” me ofrecieron ir con ellos y probar textos en locales de Valladolid justo cuando la cosa estaba despegando. Pero nunca fui, básicamente por perrería, y comencé mi carrera profesional como veterinario. Luego, desde la distancia fui viendo la evolución de cada uno, el potencial de la comedia como forma de vida y empecé a pensar en lo que pudo haber sido y no fue (en aquel momento). Por cierto, hace poco le regalé a Vaquero el vídeo en DVD (lo tenía en VHS) de la final en el que ambos estamos en el escenario. Él mucho más “mazao” y yo con pelo largo…
– ¿Por qué decidiste marcharte a Inglaterra para dedicarte a la música electrónica justo después de ganar un premio con tal prestigio?
Jajaja. El premio fue una minicadena. Prestigio, prestigio, no sé yo. Bueno, tenía doble pletina. Lo de marchar a Inglaterra estaba en mis planes desde hacía años. Es un país que siempre me ha fascinado, una cultura con la que me siento muy identificado y una experiencia que tenía que vivir. Crecí escuchando su música y luego estaba su estética, su posicionamiento global, su influencia sobre todo, guste o no. Encima, mi primer contacto con Inglaterra fue, dejando a Leeds fuera de la ecuación, Manchester y Bristol y, claro, de Manchester tenemos a Joy Division, Oasis, Chemical Brothers, New Order, Stone Roses…y Bristol, donde me formé en la Universidad y pasé un tiempo, es la cuna del Trip Hop, la música que me tenía absorbido justo en aquella época, en el 2003. Paseaba por Bristol o me tiraba en la hierba de alguno de sus parques con mis auriculares, escuchaba el Blue Lines y el Mezzanine de Massive Attack, escuchaba el Maxinquaye de Tricky, Beth Gibbons, Portishead, Rustin Man…y no podía dejar de pensar en que todos ellos surgieron de allí, de lo más oscuro de Bristol, al igual que Banksy. Me sentía totalmente afortunado de poder estar allí, viviendo aquello y con la banda sonora original de Bristol de fondo. Sin embargo, la música electrónica no fue el motivo de mi marcha ni mi dedicación. Esta vez fue mi actividad extraescolar fuera de mi actividad principal que era la veterinaria. Pinchar durante años en fiestas y garitos como residente y dar el salto a Londres era lo que más me llenaba en aquellos momentos. La competencia entre DJs es tan bestial y el espectro tan amplio que me considero afortunado de haber pinchado en grandes fiestas con grandes DJs. Vivir la noche electrónica de Londres o pinchar en un barco a lo largo del Támesis es otra historia. Y conozco bien Ibiza y he vivido grandes noches (y días) de música electrónica pero al Londres oscuro de la noche del East End, de Shoreditch, Old Street, Whitechapel y Brick Lane no lo cambio por ninguna otra fiesta
– ¿Cómo fue tu vuelta a los escenarios después de seis años desconectado del mundo de la comedia?
Puedo decir que fue casual, no fue planeada. En mi regreso a España todo el mundo me preguntaba por las mismas cosas sobre mi experiencia fuera. Sobre mi vida en otro país, cultura, gastronomía…Y, una noche viendo un monólogo de no recuerdo quién, vi al cómico y a la gente disfrutando tanto que pensé “ok. Vamos a subirnos a un escenario de nuevo y le cuento mi historia a todo el mundo, así mato dos pájaros de un tiro”. Me picó el gusanillo al probarlo otra vez y así fue. Me puse en contacto con el dueño de un pub de mi barrio, contraté un cámara, junté familia y amigos y allí me vi de nuevo, diciendo mamarrachadas encima de un tablón. Tengo que decir que no he visto la grabación pero, estoy seguro, el monólogo fue muy flojo tirando a malo pero esa no era la cuestión. La cuestión es que me gustó, apareció el gustillo que había perdido y comencé a participar en concursos con mejor o peor resultado, a hacer algún curso y a ver y leer mucha comedia. La teoría siempre va primero. Y esta vez el tren no se me escapó.
– Enviaste por casualidad un texto a “El Hormiguero” y conseguiste un contrato para entrar a formar parte del equipo de guionistas, ¿cómo fue esta experiencia?
No fue casualidad. Al poco de volver a España me reencontré con Vaquero y Nacho – de fiesta, como no – y fue el mismo Vaquero el que me comentó que Pablo Motos buscaba guionistas y que organizaría un concurso. Era un concurso de guion en el que tenías que enviar un texto de actualidad y el premio era un contrato. En cuanto se convocó me puse manos a la obra y lo envié. Por entonces había mucha polémica por el dopaje en el atletismo y Marta Domínguez era un filón así que escribí sobre el deporte y la droga dentro de él. No tenía demasiadas esperanzas ya que recibieron más de 700 textos pero un día me llamaron de 7 y Acción, la productora de Pablo Motos, y me dijeron que el ganador del concurso había sido Chema Trueba; pero que había sido tal la cantidad de textos enviados, que Pablo quería entrevistarse con las diez mejores menciones, dentro de las cuales estaba yo. Tuve una entrevista a los pocos días y, ahí, se ve que le engañé y me contrató junto a Chema Trueba. Ambos entramos a la vez y la experiencia fue bestial. Ten en cuenta que de ser un veterinario que andaba estudiando por entonces un máster en Medicina China Veterinaria y acupuntura, de repente estaba escribiendo con gente como Vaquero, Toño, Juan Herrera, Raquel Martos, Jordi Roca…Yo miraba alrededor y flipaba. La experiencia fue muy enriquecedora, sin duda. Aprendí mucho de los mejores porque, te guste o no El Hormiguero, el equipo de guionistas de ese programa es brutal. Si no, no se explica semejante éxito.
– Actualmente formas parte del equipo de guionistas del programa “Buenos días Javi y Mar” en Cadena 100 y en el programa “Fin de semana Cope”, ¿qué supone para ti trabajar en radio?
Supone que me considere alguien muy, muy afortunado. No voy a decir eso que dicen los futbolistas de que “siempre quise jugar en este equipo” porque mentiría como ellos pero jugar y en la Champions League de la radio es increíble. No es que yo me quisiera dedicar a la radio pero siempre fui un absoluto fanático de ella. Es el medio que más me ha aportado y que me aporta; el único medio que te expone las cosas, te las presenta y deja que tú y tu imaginación hagáis el resto. Los demás medios te lo dan todo hecho y encima bastante mal. Estuve años viviendo sin televisor pero no hay un solo día en el que no escuche mis horas de radio y no hay noche en la que me meta en la cama sin ella. Soy un adicto a la radio e Ivoox ahora es mi Netflix particular. Me permite mantenerme al día en cuanto a mis programas favoritos, descubrir miles de cosas, aprender otras tantas y retomar viejos programas como el que me tiene atrapado por segunda vez en mi vida que es “La Aventura de la vida” de Félix Rodríguez de la Fuente. Aquel que dude del poder de la radio, que escuche a Félix y se quede prendado de su poder para transmitir y cautivar. Muy pocos comunicadores lo tienen. Un Herrera, un Iker Jiménez por poner dos ejemplos pero ambos, estoy seguro, han escuchado en vida o post mortem a Félix Rodríguez de la Fuente. Puedes no haber estado con un pigmeo en tu vida o no haber vivido en un iglú pero si te lo cuenta Félix, crees estar allí con él.
– ¡Llegados a este punto tenemos una duda! ¿Al final acabaste veterinaria?
Claro, y a mucha honra. Ahora mismo ya casi no distingo un perro de un gato pero sí. Algo me queda y eso es para siempre ¿Por? ¿Algún problema con el perro? ¿Se mea en casa o algo?
– Has trabajado en televisión, radio, ¡y también eres redactor junto a Dani Fontecha y Miki Maka en Des-marca, un diario deportivo con falsas noticias en clave de comedia! ¿Algo que se te de mal?
Ese proyecto fue divertidísimo y en algún momento pareció despegar pero al final se quedó en buenos ratos y muchas risas. A los tres nos encanta el deporte, en especial el fútbol, y lo pasamos muy bien, la verdad. Ahora es en Diario 16 donde colaboro de vez en cuando escribiendo o más bien quejándome. Al principio me dije que escribiría las columnas en tono de humor pero no me sale. Me pongo muy quisquilloso, muy malo con ciertas cosas y luego me salen las columnas que me salen, que no todo es JiJiJaJa. Hacer, afortunadamente hago mal muchísimas cosas pero hay una que se me da que no veas: la sopa castellana. La bordo
– No es la primera vez que colaboras en una causa solidaria, ¿qué te motivó para decir que sí para presentar la gala solidaria del próximo 28 de febrero para celebrar el día de las enfermedades raras junto a la Asociación de esclerodermia?
Aún no he dicho que no a ninguna gala solidaria. Haciendo risas creo que ayudas a la gente ya desde la base, como concepto terapéutico. Pero si encima ayudas a que se recaude dinero para ayudar a causas que lo merecen, la satisfacción es doble. Y bueno, voy a coincidir con viejos amigos, con muy buena gente y encima no tengo ni futbito, ni pilates, ni crochet ese día.
– ¿Conocías la Asociación Conciertos Solidarios antes de colaborar con ella?
Sí. Conozco a Irene y ya había colaborado con ellos en otra ocasión hace años. No paran de hacer cosas. Venga solidaridad a chorros.
– ¿Cómo animarías a la gente para que compre su entrada anticipada para este evento solidario?
Yo personalmente con publicidad subliminal o alguna técnica de estas de la CIA para lavar cerebros a distancia y emitir mensajes codificados, pero como ya es algo tarde para eso, pues les diría que salieran un miércoles de casa, que se dejen de First Dates, de “Yo ceno en tu casa” y de niños que cantan y brincan y que vayan a ver un espectáculo de risa, porque con sus carcajadas pueden acallar los llantos de muchos que sufren enfermedades raras y no se les presta atención. La comedia no es sólo para el fin de semana. Además hay un cartelón y juntar a los cómicos que se van a juntar allí por 10€, no es fácil de ver.
– Muchas gracias por tu colaboración, solidaridad y humor. Si quieres añadir algo que no hayamos tenido en cuenta, es tu momento…
Sí. Que bordo la sopa castellana. Ya lo dije ¿no?
Compra ya tu entrada! Te esperamos!