Entrevista a Julián Bozzo de Mundo Aladuría

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Entrevista a Julián Bozzo de Mundo Aladuría

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“La creatividad es nuestra forma de entregarnos a la vida, de amar, de ser y de vivir”. Julián Bozzo, Director de Mundo Aladuría, nos sumerge en el bonito e interesante mundo de la creatividad a través de su proyecto: Mundo Aladuría.

Mundo Aladuría nace en el año 2009. ¿Cómo surge esta idea? ¿Por qué decides transmitir tus dotes creativos más allá de ti mismo?

Aladuría es una palabra que me acompaña desde 2002 aproximadamente. Mundo Aladuría nace en el  momento en que el que decidí unir mis tres pasiones: la música (con un disco que se llamó Mundo Aladuría), la pedagogía y la improvisación/creatividad. En un primer momento, solo era el grupo de música, pero poco a poco terminó siendo todo mi proyecto. Y es que decido comunicar lo que aprendí porque creo en la educación y porque creo que hemos venido al mundo a compartir lo que somos. Los hallazgos encontrados en los lugares en los que mi alma estuvo y todo el amor recibido, quiero y necesito que sea comunicado a los demás, con el deseo de que visiten aquellos sitios donde yo estuve; que sientan y que vean lo que ví y amé. Comunicar y compartir son dos de las cualidades básicas de mi esencia.

Los comienzos nunca son fáciles, por lo que en el inicio de este proyecto… ¿has tenido una buena acogida por parte de la gente o has tenido que concienciar de la importancia de la creatividad en la vida?

Los seres humanos somos seres acostumbrados a la rutina y las cadenas. Nos cuesta ser libres, queremos hacerlo pero sin pagar el peaje preciso para que aquello suceda. En realidad, la tarea que hago es difícil porque está dirigida directamente a nuestras sombras y a nuestras excusas. Poco a poco la gente se va dando cuenta  de que “esa felicidad exige deshacerse de algo viejo” y ya por medio de mis charlas, conciertos o cursos cada vez, la gente se acerca más a mí y a mis proyectos para enriquecerse del mundo Aladúrico creativo. Todos queremos ser felices, y cuando nos damos cuenta de que una parte del secreto de nuestro bienestar está escondido en nuestro desarrollo creativo, las personas cambian rápido el chip. Porque al fin y al cabo, ser creativo no es más que ser uno mismo, siendo también acorde con lo que nuestro corazón dice. La creatividad es nuestra forma de entregarnos a la vida, de amar, de ser y de vivir. No tiene que ver con pintar un cuadro o cantar. La creatividad es la forma que tenemos de situarnos en la vida de acuerdo con nuestra esencia y singularidad. Solo tenemos que mirarla con los ojos agradecidos y dejarnos ser según la voluntad de nuestra naturaleza interna.

Aquí va una pregunta difícil.  ¿Nos podrías dar una definición personal de qué consideras que es la creatividad?

Yo creo que no hay creatividad, hay formas de ser creativo. Si ponemos un nombre a “nuestra creatividad”, la situamos lejana, como si fuera una palabra a la que tuviéramos que llegar para ser creativo. No se si me explico, ya que pasa lo mismos con el amor. ¿Qué es amor? Si decimos que el  amor es lo que nos dicen las películas entonces muchos enfermaremos queriendo copiar ese modelo. Pero si acepto lo que soy, que mi forma de amar es distinta y mía, entonces podré amar y sabré amar, y por tanto, no tendré que pasarme la vida cambiándome para encajar en ese patrón. Porque amaré desde lo que soy y amaré a los demás viéndoles tal cual son sin querer encajar dentro de una palabra. Así pues, no hay creatividad. hay formas de ser creativos. Ahora bien, es tan innata al ser humano como la propia humanidad. El ser humano viene de un acto creativo. Nos pasamos el día haciendo cosas creativas. A la hora de hacer café, al mezclar el agua caliente con la fría, al recordar, al besar, al pensar… En todo momento estamos creando, cada uno desde su biografía y su esencia.

En el año 2015 has sido papá. ¿Como padre y profesional en el sector, consideras que la creatividad es esencial en el desarrollo cognitivo del niño?

En todos los aspectos es importante la creatividad en un niño. Más allá de facetas cognitivas o emociones, la creatividad es la forma de dejar en la vida una huella, es decir, de estar dentro de la vida. Como padre me doy cuenta ahora, en esta edad tan pequeña, como poco a poco otros papás van aniquilando esa capacidad. Y lo hacen sin darse cuenta y desde el más profundo amor. Les ponen tabletas en las cunas, no les dejan que se aburran, no juegan con ellos, les alimentan con papillas, les compran juguetes que no favorecen la permanencia, es decir: juguetes que no ayudan al niño a transformar su realidad. . Si les compras un juguete que al tocar un botón sale una luz, el juego se acabó, pero si les compras figuras de madera, eso a su vez sirve para otras cosas y el juego se convierte en pretexto creativo, y muchas cosas más. El juguete tiene que incluir al niño en la acción.

El niño, y por tanto, la familia que vive la crianza de forma creativa, manifiestan infinitas ventajas. Ya sea en la relación de pareja, en la filial o en la familiar. Es fundamental concienciar a los nuevos papás. Darles la información acerca de qué hacer con ellos, y de cómo, a veces, al comprarles ciertos juguetes o colocarles la televisión, estamos destruyendo su capacidad creativa. Y destruir eso es quitarles la vida. Es convertirles e espectadores de una realidad parpadeante.

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¿Hay que darle importancia a la creatividad o tratar de desarrollarla más en la educación escolar?

Para mí, lo más importante es la autoeducación del maestro, es decir, el trabajo personal de darse cuenta de quién es y porqué hace lo que hace. No se puede enseñar a un niño a ser creativo si el maestro no es creativo. “Nadie da lo que no tiene”. Este pequeño gran matiz hace que por mucho que hagamos cursos o tratemos de mejorar el quehacer educativo, al final, todo el esfuerzo se queda en agua de borrajas. Porque trabajamos sobre el maestro como si fuera un robot al que hubiera simplemente que actualizar la información, pero no el sustrato emocional y existencial que hace que ese conocimiento se mueva. Leemos sobre actividades qué hacer en clase, pero no nos convertimos ni viven ciamos esa realidad que queremos educar. Y esto provoca mucho daño en la educación. Hablamos de las cosas sin convertirnos en ellas y sin haber pagado el peaje necesario. He asistido a muchos cursos donde se enseñaban técnicas de creatividad como quien receta un formulario, todos sentados, aprendiendo sin mover el cuerpo.

Otro ejemplo que veo muy claro es el siguiente. Últimamente está de moda el trabajo por proyectos. Es estupendo pero, ¿qué pasa si los maestros no saben trabajar por proyectos, si no saben comunicarse entre ellos porque se pelean día a día o porque no consiguen integrar su diferencias, o si no saben ser pacientes y confiar en los alumnos? Que al final la oportunidad de trabajar por proyectos se destruye. He visto escuelas donde lo hacían y eran incapaces de dejar que el niño decidiera qué aspecto quería trabajar en el proyecto. El adulto es quien toma las decisiones finales. Ellos determinan qué hacer porque no hay tiempo o porque pierden mucho tiempo decidiendo. El maestro es incapaz de esperar, y cómo no puede ver al grupo perdido, porque él no se lo permite, en seguida tiene que poner orden para rebajar su nivel de ansiedad. Trabajar con niños es trabajar con espejos, y si no nos conocemos, no seremos capaces de educar en libertad.

Todos los años, en mayo, me llaman varias escuelas para dar mi taller de Teatro Simbólico. A través de este taller se consiguen resultados maravillosos en la convivencia en el aula. Me llaman cuando el curso va a acabar y ahí no puedo hacer más que “calmar los ánimos de la clase”. (Cosa que no me gusta hacer porque mi trabajo en las escuelas no consiste en trabajar para que la clase “este tranquila”… Eso es domesticarlos. Si la clase esta “intranquila, revoltosa o agresiva”, se debe fundamentalmente al trabajo hecho por el maestro dentro de ella. Los niños solo emergen las emociones que el maestro gestiona, ya sea las visibles o las inconscientes). Decía que cuando llego en mayo y hago “mi magia pedagógica” todos quedan felices, pero no hay trabajo pedagógico real. Siempre les digo, llamadme en noviembre y ahí empezamos a hacerlo. Pero, nunca pasa. Esperamos que el fuego nos queme porque no conocemos el trabajo pedagógico. Por eso digo que lo más importante es el trabajo del maestro, quien debe aprender a mirarse y a ver la persona que vive tras el personaje de maestro.

¿Qué otras cosas propondría para el trabajo en las escuelas? Yo diría que después de ese trabajo de desarrollo personal, leería de vuelta todo lo que se ha escrito porque, en realidad, no estamos haciendo nada nuevo en Pedagogía desde hace cientos de años. Cada equis tiempo viene una oleada de cosas nuevas que no lo son. Deberíamos saber que todo aprendizaje es cíclico, como en nuestra vidas, y que lo que no se integró ayer seguirá apareciendo en nuestras vida hasta que por fin suceda tal integración. Como ahora, que se llama “Innovación educativa” a Waldorf o Montessori, donde se dice cosas que ya se saben. “El niño debe es creativo, solo hay que dejarlo salir”. No es nuevo, puede tener 2000 años esa idea. Una idea que repitieron cientos de autores Dewey, Froebel, Montaigne o Steiner. Ya la dijeron ideas parecidas Aristóteles, Quintiliano y Platón, entre otros mil más. Pero es importante saber qué falló en la sociedad para que esas ideas no cuajaran, Ahí esta la lectura importante de la  historia. Ver qué pasó antes para que no pase ahora. Hacer una lectura social y hermenéutica de manera que podamos ver qué pasó entonces. Estamos cayendo en el mismo error que cayó Unamuno (con todo mi amor y respeto a este mago de la palabra y la razón) al decir que “un país sin analfabetos sería un país sin guerras”. No consiste en cambiar las leyes, consiste en hacer una transformación de la persona. Hasta que el maestro no sea capaz de “Dejar salir su propia creatividad”, no seremos capaces de enseñarle al otro a dejar salir la suya.

Por tanto, se debe recurrir al trabajo vivencial de autoeducación: mucho trabajo de autoeducación en grupo y mucho trabajo individual. No olvidarse tampoco de compartir espacios de comunicación con otros maestros y compañeros. Atrevernos a SER en todas las facetas posibles y sobre TODO “repensar qué ideal antropológico hay debajo de la pedagogía que defendemos”. Si queremos educar en libertad, primero tenemos que aprender a romper las cadenas que nos impiden ser libres. Y este trabajo, no se logra leyendo una frase.

En Mundo Aladuría, ¿cuál es el enfoque que se le dan a los talleres? ¿Tratas que cada uno encuentre su Yo creativo en el ámbito que más cómodo esté, o trabajas más las técnicas de creatividad con el fin de ser una máquina de ideas?

El trabajo es casi siempre el mismo menos cuando hago un taller sobre técnicas o una charla en un congreso. En las formaciones siempre estamos alrededor del reencuentro con nuestra esencia. Con todo lo previo al juicio, la creencias limitantes, la exigencia, el miedo, etc. El objetivo es acompañar a las personas hasta que encuentren un espacio de libertad íntima. Y no solo llevar a la persona sino al grupo entero porque el trabajo siempre siempre lo hacemos en grupo. Fue el grupo quien nos limita, quien nos anuló. Por tanto, tenemos que aprender a reencontrarnos con él desde la sinceridad y la compañía. De esta manera, cuando mi relación con el grupo es más agradable y puedo dejar que mi esencia salga, lentamente vamos adentrándonos a nuestra esencia, y lo que tenemos que hacer es atravesar las barreras que nos construimos por miedo frente a los demás, ya sea a través de prohibiciones, miedos, falsas creencias, introyectos, castigos, etc.

Ahora mismo te encuentras a punto de publicar tu primer libro “Ensayo sobre Aladuría” ¿Nos podrías adelantar acerca de este proyecto personal?

Este libro va bien acorde con esta entrevista. Trato de responder a la pregunta ¿Qué nos impide sentir que ya somos creativos? Y para ello, hablo de las principales causas que han influido en ellos: la sociedad, la escuela, la familia y nosotros mismos. Hago un  análisis de cómo desde pequeño se ha anulado el contacto con nuestra esencia, de cómo nos han ido vendiendo una idea falsa de creatividad y cómo eso ha hecho que al final creamos que no somos creativos. Tras hacer ese análisis, propongo una forma de reencontramos con nuestra esencia, y a ese camino de trabajo lo llamo Aladuría. La Aladuría es un enfoque que destruye todos los antiguos parámetros de la creatividad antigua. En Aladuría trabajamos con el error, la imperfección, la vulnerabilidad, la sinceridad… aspectos olvidados en nuestra educación. Así pues, es tan liberadora, porque es una metodología que incluye al ser humano en sus planes.

Es un libro escrito a modo de ensayo, que también tiene muchas partes de reflexión y trabajo personal. No solamente hay teoría sino también pretende ser un espacio donde el lector termine buceando y formando parte de un trayecto conjunto.

¿Tienes pensado algún proyecto para el futuro?

Ahora estoy terminado un disco-libro de nanas (canciones de cuna) que se llamará En el corazón de la hembra maga. Es un disco-libro dedicado sobre todo para los papás y más concretamente para las mamás. No es tanto canciones para el bebé sino para los padres que acaban de nacer. Cuando eres padre asoman nuevos miedos, nuevas preguntas, nuevas sensaciones que a mí me inundaron y quise compartir a modo de canción y poema. El término hembra lo uso porque hago referencia a la mujer visceral, a la mujer sabia, a la mujer intuitiva… La hembra, que cría a su bebé, es una belleza incalculable, y no es “mujer” en tanto construcción social, sino animales, cachorros, olores, lactancia… Cuando acabe este disco libro (diciembre 2016) sacaré un disco en solitario que espero tener en marzo de 2017.

¿Qué sabes de Conciertos Solidarios?

Sé que hacéis una labora hermosa y que provocáis alegría, vida y esperanza en los demás de forma desinteresada.